PLAN A-B-C-…Z ¿Por qué cuesta tanto implementar la estrategia?
Hay muchos factores, y muy distintos. En este post me centro en uno de ellos: Desde la dirección a veces hay mucha distancia a la realidad de la empresa. Si quieres reflexionar sobre cómo impacta tu realidad en la implementación de tu estrategia, encontraras 4 aspectos clave que te ayudan a dimensionar tu distancia real.
Poniendo la lupa en las respuestas podrás enfocar bien tu PLAN A y no tener que estar rehaciendo constantemente el camino a recorrer para implementar la estrategia, tu estrategia.
Un poco de contexto:
¿Es común tener dificultades en implementar la estrategia?
Es una realidad que sucede en muchas empresas: nos cansamos de hacer planes para implementar la estrategia y revisarlos, ajustarlos, adecuarlos una y otra vez, y además no siempre acaban todos con buen resultado. De hecho, según varios estudios realizados sobre el tema, se constata que cerca del 90% de las empresas tienen dificultades para implementar sus estrategias con éxito.
Si a ello le sumamos la actual situación de cambio tecnológico que está obligando a ser más efectivos en las transformaciones, nos encontramos ante una situación de dificultad incrementada.
Como reflexión a la rapidez de cambio tecnológico, John Chambers, el ex CEO de CISCO, decía que “Más de 1/3 de los negocios de hoy no sobrevivirán en los próximos 10 años (…) el modelo de negocio no debe subestimar al competidor del futuro, no el del pasado” en referencia a la nueva realidad con la que hay que convivir y en la que hay que competir.
Por tanto, si a las dificultades ya identificadas le añadimos una capa de presión adicional con respecto al tiempo del cual disponemos para transformar, tenemos que ponernos manos a la obra mucho más rápido y de forma mucho más eficiente de lo que quizás nos hubiéramos planteado.
Apremia en esa implementación de estrategia, hacer los proyectos correctos, y además hacerlos bien.
¿Por qué cuesta tanto?
Hay varias razones que se interconectan, y tienen que ver con muchos aspectos:
- desde cómo se expresa el “Para qué” de la estrategia, cómo se expresan los objetivos a lo largo de la organización, al cómo refleja la razón de ser de la empresa, la cultura;
- desde la identificación de los proyectos necesarios para implementarla a cómo se estructuran, cómo se planifican y ejecutan, cómo se enlazan con la operativa de la propia empresa, cómo se interiorizan en la organización las nuevas operativas
- desde cómo impactan a la situación actual y cómo se plantea la gestión de esas diferencias, de ese cambio
- …
En este post me quiero centrar en uno de ellos, en la cual he podido observar sistemáticamente que siempre se infravalora, y que tiene mucho impacto: Conocer el punto de partida real.
Toda planificación tiene un inicio, un punto de partida. Todo viaje un punto origen. Si está mal ubicado en el mapa, la ruta que vas a definir tampoco será la buena.
Es importante tener un buen plan, sin lugar a dudas, con el nivel de detalle adecuado y sobre todo pragmático (puedes ver detalles de cómo planificar aquí) Pero tienes que saber muy bien desde dónde se inicia ese plan. Si no lo mides, si te mueves desde una posición errónea, harás pasos en falso, que se traducen seguro en mucho más esfuerzo del previsto para conseguir llegar al objetivo deseado.
Y ese “más esfuerzo” tiene varias caras:
- Más recursos económicos directos necesarios,
- Más desgaste de los recursos humanos involucrados
- Más tiempo necesario para conseguir los resultados esperados
- La aparición de riegos que no puedes prever, y cuya resolución suele de nuevo impactar en más esfuerzo y recursos
- Un volumen elevado de re-planificaciones para conseguir parcialmente lo que se quería inicialmente
- Una “no integración real” de las nuevas operativas pretendidas en la organización, o una incorporación “forzada” que implica a su vez muchos más recursos humanos y económicos y desgaste del equipo
- Pérdida del “momentum” y de la credibilidad en la transformación
- …..
Miremos nuestra realidad:
¿Qué necesito identificar como mínimo?
4 aspectos son los que, a mi entender, son necesarios tener en cuenta para enfocar con más garantías de éxito la implementación de la estrategia que quieras abordar.
Sobre la cultura de la empresa
¿cómo es de verdad la cultura en mi empresa? ¿qué valores reales hay? ¿qué premio y qué valoro?
Al final, los comportamientos concretos de la organización, son los que dan muestra de la cultura real existente. No nos creamos lo que “pensamos que es”, sino “miremos” bien lo que se hace, lo que hacemos. Miremos bien la identidad de la compañía, y cómo se vive. Desde la misma Dirección, desde nuestro propio comportamiento: con qué criterios priorizamos, qué premiamos en la organización y potenciamos, y qué penalizamos, cómo contratamos talento, de qué tipo, como desvinculamos a las personas…
Observar bien, en toda la organización y desde la Dirección, los comportamientos concretos.
Sobre la estrategia que quiero conseguir implementar
¿cómo afecta a mis valores? ¿los tengo que cambiar? ¿cómo mis valores y mi cultura ayudan a su implementación? O, por el contrario, ¿la complican? ¿qué requiere?
Desde el conocimiento de la realidad, ahora toca mirar la estrategia que queremos implementar, y visualizar qué necesita, si los valores que tengo y los comportamientos son los que necesito, o si los tengo que adecuar, evolucionar. Esta reflexión nos da una magnitud clara de la distancia real, y por tanto nos permite aproximar mejor cómo hay que hacer la implementación de la estrategia, en qué tiempos y con qué dinámicas de apoyo.
Sobre la ayuda para seguir el camino
Si necesito cambiar patrones de comportamiento, adecuar valores, ¿qué acompañamiento me planteo desde mi propio comportamiento como CEO, a toda la organización?
Frente a una presión temporal de implementación de tu estrategia, no puedes infravalorar el esfuerzo necesario para adecuar comportamientos. Puedes indicar nuevas normas, nuevos procedimientos, pero si no se integran, si no se acompañan, no se produce la transformación real. Y al cabo de un año, máximo año y medio, se ha perdido el “momentum”, y vuelven las antiguas maneras.
Si requieres ajustes, te tienes que preguntar: ¿de qué tipo? ¿en todos los niveles? ¿tengo el talento que necesito para esa estrategia? ¿He proveído de las herramientas que necesita mi organización?
Identifica qué equipo tienes, cómo lo puedes desarrollar, que palancas internas tienes y qué necesitas para acompañarte en el proceso de implementación de tu estrategia. Asígnale el tiempo para hacerlo, y te ayudará en que tu planificación sea más ajustada a la realidad.
Sobre la cantidad de tiempo que necesitas para cambiar
Y tú ¿cuánto tiempo necesitas tú? Tu organización necesita tiempo, y tú también.
Una estrategia de crecimiento, de internacionalización, de e-commerce, de transformación digital, de racionalización de costes, de… lo que quieras…. Todas ellas necesitan saber muy bien el punto de partida, para implementar las acciones necesarias, y no improvisarlas por el camino.
Y al final, todo va de personas, empezando por ti, como Líder de la nueva estrategia, como Sponsor de que sea una realidad. Tú también tienes que reflexionar sobre tus dinámicas, tu estilo de liderazgo, y el que el nuevo “momentum” de la empresa necesita.
Tienes que estar dispuesto a adecuar también tus comportamientos, a que todo el equipo que involucras lo viva y lo vea, y a ser un elemento más de cómo se integran las nuevas dinámicas en la organización.
Deseo que estas 4 reflexiones te ayuden a definir bien el PLAN, tu PLAN.
Tener un PLAN A con más garantías de éxito, siempre tiene que ver con tener claro el punto origen y el punto destino.
¡Atrévete a preguntarte, y sé sincero en la respuesta!, es el primer paso para avanzar rápida y sólidamente.
La flexibilidad que hace falta, cómo se lidera con éxito y formas de implementar que son efectivas y que involucran a toda la organización, te lo iré contando en futuros posts.
Mientras, si tienes cualquier duda puedes preguntarme aquí