¿Competir o Colaborar?…¿podemos elegir?
Como funcionamos internamente, persona o empresa, dice mucho de como vivimos la competencia o la colaboración.
Estamos viviendo un contexto de cambio acelerado, donde nos planteamos en muchas ocasiones hasta dónde llegará, qué tenemos que hacer, cómo nos tenemos que adaptar. ¿Estamos compitiendo cada día?… o ¿estamos colaborando? Si competimos, desarrollamos capacidades de protección, a la vez que de fortaleza. Si colaboramos, necesitamos compartir, mostrar confianza, estar dispuestos a escuchar y a dar. ¿Cómo podríamos hacer para ser capaces de vivir en un entorno competitivo, y a la vez desarrollar nuestra confianza para colaborar?
Este es para mí un momento de CAMBIO. Y lo pongo en mayúsculas, porque más que nunca nos hace falta desarrollar la confianza en nuestras organizaciones, en nuestra sociedad, para seguir avanzando.
¿Funcionamos como las bacterias?
En una entrevista hecha a Elisabet Sahtouris, bióloga de la evolución y futurista, nos hablaba de cómo las teorías de evolución basadas en competición (Darwin) y cooperación (Kropotkin) se complementan, en el sentido de que “las formas de vida tuvieron que pasar de una etapa juvenil a una de madurez para sobrevivir. En la etapa juvenil todas las especies son competitivas y creativas, luego pasan a la madurez, etapa en la que se dan cuenta que cooperar es más eficiente a nivel energético” Y ello es lo que hicieron las bacterias según esta bióloga: competir y colaborar de forma cíclica hasta llegar a nuestros días…y lo seguirán haciendo en el futuro (podéis ver la entrevista completa aquí)
Si tomamos como referencia a la Naturaleza, y tratamos de llevar el símil a nuestras empresas, nuestras organizaciones, podemos vernos reflejados y extraer algunos aprendizajes que podemos aplicar rápidamente:
#1. EL MOVIMIENTO ES VIDA
Si observamos los nuevos modelos de negocio que han surgido, como Uber (alternativa al modelo de TAXI tradicional), o Airbnb (alternativa al modelo de HOTEL Tradicional), Carpling (alternativa al modelo de PARKING de pago tradicional), o cualquier modelo de negocio “colaborativo”, lo que nos están evidenciando es que como sociedad, estamos avanzando hacia una mayor confianza entre las personas, compartiendo espacios antes “privados”, que permiten a su vez, economizar los recursos, y nos revierte en servicios menos costosos. La movilidad tecnológica además nos está permitiendo que puedan ser realidad. Nuestra reacción puede ser de “apertura”, a explorar qué implica, y cómo convivir con ello, o de “cierre”, de protección de modelos más tradicionales, más enfocados a “quiero quedarme como estoy”.
Podemos concluir que la colaboración nos hace replantearnos nuestro concepto de competición:
- Los competidores en el mercado de hoy no son los de ayer, ni serán los de mañana.
- Nuestra visión de la competencia tiene que cambiar y adaptarse a un entorno de colaboración.
#2. NUESTRA ORGANIZACION, NUESTRA EMPRESA, ES UN SISTEMA VIVO
Si ahora nos olvidamos por un momento del contexto en el que operamos y miramos dentro de nuestra organización, nos daremos cuenta también de que en ocasiones se producen situaciones de competencia y de colaboración a la vez.
¿Es una situación que genera resultados? ¿o es una situación que los limita?
En organizaciones donde se colabora, están desarrolladas unas habilidades y capacidades que permiten diariamente confiar, escuchar, aprender, y desarrollar nuevas ideas. En las que se compite internamente cada día, se desarrollan habilidades para la protección, la defensa no objetiva de planteamientos, enfocadas a mantener una posible posición en un supuesto ranking interno. La organización es también un sistema vivo, y como tal, desarrolla ambas situaciones en función de lo que cree cada una de las personas que lo componen, en todos los roles que existen en la empresa.
Podemos concluir que la dualidad competir y colaborar existe en nuestras empresas, y que, como organismo vivo, está en constante movimiento, impulsando más un modelo u otro en función de muchas variables, pero todas tienen que ver con cómo se lidera, por un lado, y cómo se vive el cambio constante por otro.
Y nuestras organizaciones necesitan estar en constante movimiento para sobrevivir. Y la confianza, como elemento básico de colaboración, es un elemento clave para ello.
#3. Y NOSOTROS, COMO INDIVIDUOS, ¿COMPETIMOS O COLABORAMOS?
Nosotros, como personas, estamos también en constante cambio, aunque no lo queramos aceptar. Nuestro cuerpo cambia cada día. Y nuestra mente también. El cómo depende de cómo nos nutrimos, y nos cuidamos. Tanto el cuerpo como la mente.
Yo creo que nuestra mentalidad es la que marca la diferencia. Podemos elegir estar en una mentalidad de Crecimiento o en una mentalidad Fija. Carol Dweck, en su libro “Mindset” lo define más o menos así:
- Mentalidad de crecimiento:
- Abrazar los cambios, son positivos y ayudan al desarrollo personal
- La persistencia para superar los obstáculos es clave para el crecimiento personal
- El esfuerzo es lo hace que llegues a ser un experto en un tema
- Ser crítico con uno mismo y aceptar las críticas, es una fuente de inspiración
- El desarrollo y aprendizaje constante son la fuente de crecimiento de tu potencial
- Confiar y creer en ti
- Mentalidad “Fija”:
- Creer que o se tiene la habilidad o no se puede desarrollar
- Creer que siempre hay que obtener el mejor resultado, que no se puede fallar
- No escuchar las críticas o comentarios sobre nuestras acciones
- Evitar los obstáculos
- Creer que con el esfuerzo no se pueden mejorar aquello que se cree es innato
- Perder la confianza en uno mismo frente a las adversidades e instalarse en la queja
Podemos concluir pues, que se puede aprender a estar viviendo en el cambio, y que la colaboración nos permite desarrollar nuestras habilidades para estar receptivos y abiertos al cambio, incluso al nuestro. Y que ello es fuente de crecimiento.
¿Competir o Colaborar?
Yo creo que se trata más de otro tipo de reflexión: abierto al cambio y al aprendizaje, o cerrado en “mi status quo” …y tú…¿cómo estás?